Mourinho es consciente de que este cambio puede crear polémica y un amplio debate, por lo que su idea es argumentárselo al club y al propio Iker de forma convincente. No se trataría de quitarle el brazalete a todos los efectos, si acaso pedírselo prestado para que un compañero de campo pueda ejercer con más intensidad la labor de capitán en el césped.
Para el resto de funciones, por ejemplo la negociación de las primas, Casillas seguiría portando los galones y toda su jerarquía: el portero seguiría siendo el máximo representante del vestuario.
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